¿Creíste que no te reconocería? A pesar de haber rasgado mil velos en lejanas vidas, intentando descubrir por qué te apartabas de mí, mientras venías por los demás sin piedad… a pesar de que has sido dura e indiferente a mi demanda, no he dejado de esperar tu esquivo beso.
Sin embargo hubo veces en que he visto que me mirabas a hurtadillas, oscuramente inalcanzable, dejándome solo y confinado al destierro de la vida eterna.
Ahora que he cumplido mi condena tras largos siglos, siento que te acercas a mí, al fin. Hoy ambos hemos querido encontrarnos. Y aunque no pude ver tu rostro, supe quién eras.
Hoy me has besado de igual a igual y con tu beso comenzó mi descanso.
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